sábado, 1 de enero de 2011

Naturaleza y fin de la Renovación Carismática Católica

La Renovación Carismática Católica en España (R.C.C.E.) es una corriente espiritual y acontecimiento de gracia que, suscitado por el Espíritu Santo, ha surgido dentro de la Iglesia, y renueva las gracias bautismales, actualiza las experiencias y gracias de un nuevo Pentecostés, transformando toda la vida cristiana.
(Estatutos de la Renovación Carismática Católica en España, artículo 1)

Los fines de la R.C.C.E. son los siguientes:
o El redescubrimiento de la gracia bautismal y de la propia identidad cristiana.
o Promover una conversión personal, madura y continua a Jesucristo, nuestro Salvador y Señor.
o Propiciar una apertura decisiva hacia la persona del Espíritu Santo, su presencia y su poder a través del bautismo en el Espíritu.
o Evangelizar a los bautizados, no bautizados, creyentes, no creyentes...
o Impulsar el crecimiento progresivo hacia la santidad, a través de la correcta integración de los dones carismáticos con la vida plena de la Iglesia.
1. Llevar a los cristianos a tener una vida sacramental viva y auténtica.
2. Fomentar la recepción y el uso de los dones espirituales (carismas), no solamente en la Renovación Carismática, sino también en toda la Iglesia.

LA CARACTERISTICA DISTINTIVA:
Creemos firmemente que el Espíritu Santo en la Iglesia no ha cambiado en absoluto desde los primeros siglos, y que hoy podemos experimentar su efusión, su poder y sus dones de la misma manera que los primeros cristianos

ACOGER LA GRACIA
El Espíritu que Cristo prometió como fuerza (Lc 24,49; Hch 1,8) vino a ellos como una profunda experiencia humana, con manifestaciones físicas y con efectos místicos y espirituales sorprendentes. Fue una experiencia viva largamente recordada y comentada, que los dejó con dones visibles para compartir la misión de Cristo.
Los frutos del Espíritu los unieron en comunidades y los sanaron de tal manera que les fue posible vivir una vida de amor y servicio. Santo Tomás dice que era la norma de los primeros cristianos el pasar por dicha experiencia.

UN PENTECOSTES PERSONAL:
Lo singular de la Renovación es aceptar como normal para todos los miembros de la Iglesia de hoy esta efusión y experiencia del Espíritu con todo su poder y carismas. Millones de católicos en el mundo ya no hablan de un Pentecostés histórico, sino que dan testimonio de un Pentecostés personal: el suyo propio. Cada uno cuenta cómo la profecía de Joel (Hch 2,16) y las promesas de Cristo se han realizado en sus vidas.
Y en estas historias hay una analogía difícil de explicar. Primeramente hubo un
o Tiempo de preparación, por medio de la oración y la penitencia,
o Un rendirse a Jesucristo como Salvador y Señor,
o Una confesión de fe en las promesas de Cristo de enviar su Espíritu,
o Un clamor de necesidad de ese Espíritu, y la plegaria "Ven, Espíritu Santo",
o Todo seguido de un período de activa alabanza y acción de gracias.
Como resultado, el Espíritu de Dios descendió de una manera que cambió radicalmente sus vidas.

DISCERNIMIENTO DE AUTENTICIDAD:
La autenticidad de esta experiencia, se discierne por sus efectos en la vida de las personas:
Los cambios testifican un nuevo sentido de la presencia de Dios, una relación más personal con Cristo, una mayor necesidad y éxito en la oración (con una nueva libertad para alabar la bondad y lo maravilloso de Dios), un hambre por entender la Palabra de Dios, un amor más universal y ecuménico, un corazón apostólico generoso, junto con dones especiales que contribuyen a la edificación de comunidades y a la evangelización.
Estos dones comprenden lenguas, profecía y sanación, que son considerados extraños por otros católicos, y aun cuando ciertas personas los usan indiscriminadamente y con poca sabiduría, los dones, en general, conducen a una profunda y auténtica vida cristiana y a una mayor unidad entre aquellos que los poseen.
Con el tiempo han emergido miles de grupos de oración altamente comprometidos y aún comunidades de alianza, que han desarrollado una sólida sabiduría pastoral.

UNA CORRIENTE que hace suya la tarea dada a los cristianos es la misma que el Padre encomendara a Jesús (Jn 17,18), y por lo tanto es sobrenatural; escapa a todo poder humano. El Espíritu Santo es el único capaz de transformar hombres divididos en la imagen de Dios, que en vez de decir: "Oh Dios, haré esto por ti", su actitud corresponde a decir "Espíritu de Dios, úsame como quieras". Y con solo este cambio de actitud fluye irresistiblemente el poder divino.

LABOR QUE SOLAMENTE EL ESPIRITU SANTO PUEDE REALIZAR:
La Renovación Carismática vendría a ser una revitalización de la oración "Ven, Espíritu Santo”: La meta y dirección de la Renovación sería enfocar cada esfuerzo en la Iglesia como un discernimiento del plan de Dios, y no como proyecto humano; considerar los talentos evangélicos, apostólicos y todo talento de servicio, como un don del Espíritu Santo; comprender que sólo el Espíritu Santo es capaz de hablar verdaderamente al corazón humano y hacerle oír la Palabra; conocer al Espíritu como el poder de Dios entre nosotros, que tocados y dotados por el Espíritu pueden servir de instrumentos, madurando y cumpliendo de esta manera su responsabilidad cristiana.
La meta no es la liberación de los dones por sí mismos, ni solamente buscar aquellos enumerados en 1 Co 12, sino una renovada comprensión de que la obra de Dios puede ser realizada exclusivamente por Dios y que nosotros servimos únicamente como instrumentos según los dones que el Espíritu libremente nos da.
o Él llena los corazones de los fieles.
o Él enciende en nosotros el fuego de su divino amor.
o Él recrea y renueva la faz de la tierra.
o Él nos usa como herramientas en manos del Arquitecto.

EL FIN AUTENTICO:
Penetrar con esta mentalidad todo entrenamiento apostólico y sacerdotal, llevar a los individuos a un entendimiento y experiencia personales del poder del Espíritu Santo.
Convertirse como pueblo en instrumento del Espíritu.
Ser alabanza del Padre.
Contribuir a la renovación del sacramento de la Confirmación.
Estas son las verdaderas metas de esta corriente de la Iglesia llamada: Renovación Carismática Católica.

ASPECTOS MÁS DESTACADOS. Fijémonos ahora en lo que podríamos considerar como los cinco aspectos más sobresalientes, por los que podremos apreciar más de cerca la dimensión del compromiso que implica la Renovación. Son:
o Los grupos y asambleas de oración,
o La alabanza
o La Efusión del Espíritu
o Los carismas
o Las comunidades carismáticas.

GRUPOS Y ASAMBLEAS DE ORACIÓN
Quizá la alabanza sea la flor más bella de toda la Renovación Carismática. Es el elemento que más destaca, tanto en las reuniones de oración como en la oración privada de aquél que verdaderamente ha entrado en el espíritu de la Renovación.
No es una cosa nueva, pues toda la Biblia, desde los libros del Pentateuco, pasando por los Salmos, y hasta el Apocalipsis, está rezumando constantemente esta forma de oración porque "grande es el Señor y muy digno de alabanza" (Sal 96,4). De la misma manera en la oración oficial de la Iglesia, tanto en la celebración de la Eucaristía y de los Sacramentos como en la Renovación Carismática Católica de España

Liturgia de las Horas, predomina la alabanza y acción de gracias.
Por esto no deja de ser extraño que el cristiano, elegido para "alabanza de su gloria" (Ef 1,6.12.14), había casi perdido el sentido de la alabanza. Más que las palabras, más o menos bonitas que se puedan decir, la alabanza es toda una actitud de gozo, agradecimiento, admiración, anhelo de entrega ante el Señor, que se ha compadecido de nosotros, de nuestra miseria y pequeñez, librándonos "del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor" (Col 1,13).
Cuando en nuestra oración nos abandonamos a su amor, Jesús responde de una manera muy concreta. Los que participan en los grupos de oración sienten cada vez más la necesidad de crecer en la expresión de la alabanza, sin inhibiciones ni respetos humanos. Levantar los brazos responde al anhelo de abrirse y rendirse ante el Señor como niño que se deja acoger en su abrazo amoroso. Es la forma como oraban los primeros cristianos y es un gesto que libera el espíritu y ayuda a orar: "así quiero en mi vida bendecirte, levantar mis manos en tu nombre" (Sal 63,5).
En el grupo hay una gran espontaneidad y cada uno alaba al Señor no sólo por lo que ha hecho en él, sino por lo que ve en los demás, y todos acogen y hacen suya la alabanza del hermano.
Esta forma de alabanza crea en seguida en toda la asamblea un alto grado de unidad, recogimiento y sentido profundo de la presencia de Dios, disponiendo así a cada uno para interiorizar todo cuando se vaya diciendo, y muchas veces termina en canto en lenguas o canto en el espíritu, lo cual no es más que la palabra de alabanza cantada.

LA EFUSIÓN DEL ESPÍRITU
La Renovación en el Espíritu se caracteriza por una experiencia espiritual cuyos rasgos específicos son fácilmente reconocibles a través de una extensa variedad de personas y de circunstancias.
Esta experiencia adviene ordinariamente a partir del deseo y de la oración del sujeto y de la intercesión del grupo, a menudo con el rito informal de la imposición de manos. Implica una transformación íntima a la que se designa como "Bautismo en el Espíritu" o "Efusión del Espíritu" que de ordinario lleva consigo una impresión viva, a menudo emotiva, a veces hasta las lágrimas. Son numerosos los que subrayan la calma y la paz que implica esta experiencia. Para la Iglesia primitiva la experiencia del Espíritu era algo muy importante. Para el cristiano de hoy la conciencia y sobre todo la vivencia de su presencia y acción ha de ser algo decisivo. . En unos puede ser una verdadera conversión y un encuentro personal con Jesús, en otros una renovación de la vida cristiana que estaban viviendo lánguidamente, y en otros puede ser llegar a cierta plenitud del Espíritu.

EFECTOS MÁS PERCEPTIBLES
1) Jesucristo, don por excelencia, se convierte en el centro de la vida al que se proclama como el Señor.
2) La Palabra de Dios se convierte en palabra viva que el Espíritu nos hace gustar y comprender.
3) Los que por el Espíritu descubren a Jesús en una relación vital descubren también que son hermanos en Cristo y sienten la necesidad de amarse y vivir la comunión fraterna, como don manifiesto del Espíritu.
4) Libertad espiritual: la Renovación no es emoción sentimental ni evasión de las realidades de la vida, sino fuerza para romper con todo aquello que se oponga al Espíritu del Señor.
5) Manifestación y crecimiento de los frutos del Espíritu, principalmente del amor, la alegría, la paz, la mansedumbre.
6) Redescubrimiento de la Iglesia: el Espíritu, que es el alma de la Iglesia, no divide sino que nos hace sentir miembros vivos de una Iglesia, institucional y carismática a la vez.
7) Redescubrimiento de María como la que recibió la plenitud del Espíritu y escuchó en su corazón su voz y, presente en el Cenáculo con los Apóstoles, asistió al nacimiento de la Iglesia.
8) Un camino nuevo para el Ecumenismo, pues se trata de un fenómeno de renovación que se está dando en todas las Iglesias cristianas y hasta en los mismos judíos. La experiencia común es camino de encuentro, como se ve en los numerosos grupos ecuménicos que surgen.

Vemos en esta enseñanza que la Perla Preciosa de la que nos habla el Evangelio la podemos encontrar en la RCCE, que la tenemos en nuestras manos y generalmente desconocemos no acabamos de conocer su valor, su sentido y su aplicación en nuestras vidas.

PREGUNTAS
¿Te ha ayudado esta enseñanza a conocer lo esencial de la experiencia y la espiritualidad carismática?
¿Sabes responder que es la RCCE y cuáles son sus fines?
¿Estás en actitud de acoger la gracia y descubrir el plan de Dios en tu vida?
¿Qué sometes hoy al Señorío de Jesús?

Fuente: Ministerio Nacional de Formación R.C.C.E